Nuestro querido bosque nativo tiene una larga y trágica historia medio ambiental. Desde muy temprano el paisaje ha sido significativamente modificado. La misión encomendada del colono muchas veces era quemar para abrir un campo de 500 ha, para así poder trabajarlo y hacerlo de su propiedad. Fuegos ardieron por décadas, talando todo lo posible con las tecnologías de un siglo atrás. Luego, la agricultura intensiva apretujó el suelo, acompañada de un abusivo sobrepastoreo. Gran parte del centro-sur de Chile ya hace más de 60 años exponía sus suelos erosionados y empobrecidos. Ríos embancados y alta degradación social. Así, nacen las plantaciones forestales fomentadas por el gobierno, supuestamente a retener esos suelos descubiertos, pero con un doble filo terrible, que hoy se representa como el desierto verde, el mono cultivo, la pérdida de bosque nativo en básicamente toda la cordillera
de la costa centro-sur de Chile y más.
Existe un área bastante privilegiada desde esta perspectiva que corresponde a los Lagos Norpatagónicos desde el Colico hasta el Llanquihue, desde el valle a los Andes. Una bioregión que sin duda fue también altamente perturbada por incendios y tala por lo que los bosques antiguos escasean en la zona. Hoy lo cubre una frondosidad autóctona que se ha se ha estado recuperado durante las últimas décadas. Esta bioregión posee una belleza y diversidad de paisajes única, la que probablemente ha gatillado en gran parte que se convierta en uno de los principales destinos de migración ciudad-campo de los últimos años. El territorio, ha sido subdividido, rayado, fragmentado, encuadrado en parcelas de 5.000. La mayoría, proyectos mal diseñados sin ninguna coherencia socio-ecológica, sin acceso, sin agua, sin planificación. Talando bosque nativo de forma ilegal y a través de una transacción bancaria en donde los nuevos propietarios a menudo ni conocen la parcela y llegan desconectados a vivir la utopía de la magia del sur.
El bosque templado de los Lagos Norpatagónicos es un tesoro natural en donde múltiples parques nacionales protegen la cordillera. Sin embargo, bajo la cota de los 800 metros sobre el nivel del mar, la superficie protegida por el estado es muy baja y cae principalmente en áreas privadas. El fenómeno de parcelación tiene altísimas implicancias en mantener la integridad, conectividad y cultura de los bosques de tierras bajas en los Lagos Norpatagónicos.
No es solo coincidencia que la calidad de vida en estos lugares sea tan elevada. El agua es pura, los ríos corren, las aves de bosques abundan y aun habitan animales, plantas y hongos endémicos, que viven solo de estos ecosistemas. El bosque sano tiene una serie de efectos en el entorno. Estos son llamados servicios ecosistémicos o atributos medio-ambientales. Conocerlos es clave para valorar la importancia de tener bosque en nuestras cercanías. Lo primero es entender que una plantación o un parque arbolado no es bosque. Un bosque es un ecosistema complejo, heterogéneo, caótico pero armónico. No es solo árboles, sino que es Flora, Fauna y Funga interconectada, por lo que mantener los hábitats para todos esos componentes es clave. Por ejemplo: el sotobosque (ese estrato frondoso entre el suelo y la altura de tus ojos), es por donde se mueve el Monito del monte, el Chucao y el Pudú, es humedad y protección para el suelo y sus hongos. Los troncos botados y árboles muertos en pie, son lugares selectos para la nidificación de muchos animalitos del bosque, son descomposición viva que entrega refugio y almacenamiento de carbono. Un árbol viejo en tu bosque puede ser todo un ecosistema vertical que alberga cientos y miles de organismos, y, además, es el mejor semillero para que se mantenga la regeneración vigorosa.
Por otro lado, a mayor escala, son los bosques los que mantienen una menor oscilación de temperaturas extremas en verano e invierno. ¡Almacenan, filtran y atraen el agua! Proteger la integridad de las riberas y bordes de lagos es especialmente importante para la pureza cuerpos hídricos.
Existen muchos estudios que respaldan como una cuenca boscosa mejora las condiciones habitacionales de la población humana. El bosque ayuda a reducir las catástrofes naturales como vientos extremos y grandes deslizamientos de tierra. Incluso se ha observado, que mantener el bosque nativo, puede detener la proliferación de plagas o enfermedades pandémicas. Por otra parte, los bosques son bellos y nosotros vamos a ellos. Estamos cohabitando este lugar debido a que hay bosque. Los bosques son espacios de inspiración, para muchas culturas sagrados, proveen alimento, medicina y materia prima.
Existe una muy factible posibilidad de cohabitar armónicamente con el bosque, pero para eso hay que conocerlo y aprender sobre sus funciones, ¿Quiénes viven el bosque? Personalmente he tenido la fortuna de encontrarme con proyectos inmobiliarios excepcionales, que han volcado la amenaza. Diseños integrados con las aguas y residuos, áreas protegidas, normas de convivencia como la tenencia responsable de mascotas, el uso adecuado de combustibles para la calefacción, entre otras. A mi parecer, la desconexión con el territorio es la mayor amenaza. Si te vienes a vivir al sur, pregúntate seriamente ¿qué es lo que te gusta del sur y qué puedes hacer para
cuidarlo?
Ing. Forestal, MSc Ecología de bosques. Fundador de Symbiotica