El acto o la energía que impulsa a personas y equipos a imaginar y crear empresas no dista mucho del impulso de un zorzal al armar su nido, o de una comunidad de árboles al protegerse de especies invasoras. Imaginar soluciones, persistir, convocar a un grupo de personas a construir una idea, emprender, es una cualidad humana que supera los límites de la creación de empresas. Podemos crear emprendimientos que utilicen el mercado o no, y también podemos crear emprendimientos que se gobiernen por sistemas de decisión horizontal o jerárquicos. Las posibilidades están delimitadas una vez más por la capacidad de imaginación de nuestra especie.
En tiempos de crisis ecológica y social, el emprendimiento regenerativo se presenta como una solución realmente innovadora y necesaria para sanar nuestro planeta y mejorar la calidad de vida de las personas. En Chile, un país con una biodiversidad única y una sociedad en constante evolución, la adopción de prácticas regenerativas se convierte en una urgente prioridad.
Es ahí donde los emprendimientos regenerativos deben ser protagonistas, porque buscan reparar la relación entre los sistemas humanos, económicos y naturales, generando un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad. Esta forma de emprendimiento comprende que es necesario transformar la manera en que hacemos negocios y concebimos nuestra relación con la naturaleza, para poder garantizar la supervivencia y prosperidad de las generaciones futuras.
Por ejemplo, Glocal Chile – una incubadora de sistemas de regeneración que se gestó desde Pucón el 2022 y que validó un piloto que le permite ser replicada en distintos lugares- es un ejemplo de cómo se pueden activar procesos de restauración social y ecológica a través del emprendimiento regenerativo. De esta manera, Glocal entiende la importancia de colaborar tanto a nivel local como global, y así busca catalizar la creación de emprendimientos regenerativos en diferentes sectores y regiones del país.
Además, Glocal sirve a las especies y comunidades humanas donde opera, ofreciéndoles un laboratorio social donde puedan experimentar nuevas formas de crear bienestar humano, sanar ecosistemas, y darle más libertad a las próximas generaciones que habitarán estos territorios.
Es importante saber que los emprendimientos regenerativos se dividen en tres categorías: frontliners, builders y enablers. Los frontliners trabajan en primera línea, enfrentando directamente problemas ambientales y sociales. Los builders construyen capacidades en personas, organizaciones e industrias para liderar cambios en la sociedad y los ecosistemas. Por último, los enablers facilitan la creación y el crecimiento de emprendimientos regenerativos a través del acceso a información, capital financiero y marcos legales y normativos.
Chile, con sus diversos ecosistemas y desafíos socioeconómicos, es un campo fértil para el desarrollo de emprendimientos regenerativos en áreas como la gestión de bosques, la agricultura urbana y la seguridad alimentaria. De esta manera, estas iniciativas tienen el potencial de mejorar la vida de las comunidades locales, al mismo tiempo que generan soluciones aplicables en otras partes del mundo.
Esa energía emprendedora puede ser utilizada para disminuir el bienestar de otros, o para aumentar los niveles de bienestar de una población de personas y sus ecosistemas. Emprender puede crear más vida o reducirla. Puede reducir la pobreza o aumentarla. Puede contribuir al cambio climático o ayudar en mitigarlo. Puede dar libertad a las generaciones futuras o disminuirla, les puede dar un futuro o robárselo (Hawken, P. 2021). Cuando emprendimientos, que luego si es que así se diseña pueden ser empresas, fundaciones, cooperativas u otros arreglos sociales, generan libertad, sanan sistemas quebrados, genera bienestar humano, ayuda a combatir el cambio climático y abre posibilidades a las futuras generaciones, se tratan de emprendimientos regenerativos.
La adopción de prácticas regenerativas no solo es una oportunidad para impulsar la economía y generar empleo, sino también para sanar nuestro planeta y garantizar un futuro sostenible para las próximas generaciones. Por ello, es fundamental que tanto el gobierno como la sociedad chilena apoyen y promuevan el emprendimiento regenerativo como una vía para enfrentar los retos ambientales y sociales del siglo XXI.
Waldo Soto
Director y co-fundador de la plataforma 2811