Pucón, Villarrica, Kurarewe y más ampliamente el sur de Chile están siendo afectados por un acelerado proceso de cambio de uso de suelos.
Se trata de una posibilidad que abre la Ley General de Urbanismo y Construcción; consiste en que en áreas rurales se puede hacer un cambio del uso de suelos y destinar lo rural a viviendas y otros usos. La fracción mínima es 5.000 m2. Es un trámite simple, rápido y barato, dado el valor que adquieren estos lotes. Lotear no exige urbanizar, solo estar conectados a la red vial. A estos lotes se les suele llamar parcelas de agrado.
Para los habitantes de la comuna, de la región, para la situación del globo terráqueo, ¿qué estamos generando con estos masivos loteos? ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con esta forma de expandir las zonas urbanas, fuera del plan regulador y que, sin embargo, son legales?
Aunque no hay una respuesta única, la mayoría constituye una seria amenaza a la convivencia social y a la salud de los ecosistemas de los territorios en que ocurre.
Observemos: colonos o su descendencia venden, por lo general baratos sus terrenos rurales y se trasladan a la ciudad. Los nuevos propietarios compran campos y venden parcelas de agrado multiplicando generosamente los precios. Con esto ocurren dos movimientos, uno el llamado desarrollo económico: una cadena de negocios y empleo en que participan loteadores, abogados, notarios, conservadores, arquitectos, constructores, comercio y producción de materiales, transporte y finanzas. Lo que llamamos el modelo económico.
Otra cadena es una serie de cambios sociales e impacto en la naturaleza. Mas gente, más vehículos y su tráfico, más ruido, más caminos, postes, cables, degradación del paisaje, de ecosistemas y de la vida de los habitantes actuales y los que vienen llegando encantados por el lugar. Con los loteos tenemos una pérdida de tierras agrícolas, perdida de bosques, perdida de paisaje. Estos loteos requieren caminos y acceso a los centros urbanos que no necesariamente existen. Requieren conectividad y energía, agua, servicios de manejo de residuos…suma y sigue.
Lo humano transforma el paisaje y nuestra forma de vida transforma en ciudad los campos y áreas silvestres. Este conjunto de movimientos en breve plazo transforma el paraíso que soñamos en asentamientos difíciles de habitar en los que el paisaje cultural sustituye y reduce el paisaje natural.
En sus extremos, que ya conocemos, contaminamos o eliminamos humedales, ríos y lagos, degradamos suelos, producimos erosión y vamos consumiendo (artificializando) lugares naturales silvestres que nos proveen de las condiciones de vida biológica, estética y espiritual, que al comprar lotes anhelamos. Perdemos, sin darnos cuenta quizás, el silencio, perdemos los cielos estrellados que tan profundamente atraen.
Este proceso está en marcha, es legal, es buen negocio y atiende la fantasía de quienes buscan habitar el paraíso.
¿Es posible detener este proceso? Cambiar esta tendencia, con los grandes beneficios que produce, se ve complejo.
Aun así, el cambio es necesario, está en marcha y más nos vale encontrar el camino para habitar en equilibrio en estos bellos retazos de naturaleza. No es sólo por mantener el privilegio de lo que tenemos y recibimos, es también por que se requiere un cambio de tendencia en la relación con lo silvestre, lo natural en su estado puro. ¡No podemos (conscientemente) seguir consumiendo el tejido de Vida que nos da vida!
Algunas pistas para encontrar el sendero: Esta tarea excede al estado, gobierno, servicios públicos. Es una tarea que nos requiere en cuanto habitantes del territorio. Nos toca cuidar con las manos y la razón (y el corazón) este tejido de Vida. La vida se deja cuidar: brota si se siembra, crece si se riega, se multiplica cuando se conecta, crea espacios para que vivan todos los seres. La naturaleza se da y se multiplica.
Necesitamos reunirnos, conversar y tomar acuerdos que cuiden la vida. Cada loteo puede ser un ensayo de una comunidad que conversa y acuerda con respeto. Arquitectos, constructores, huerteros y jardineros pueden trabajar unidos para crear hábitats que cuiden la vida en su conjunto.
Estamos invitados a cambiar el curso de esta historia a través de cambiar el uso que damos a nuestros suelos!