La sociedad chilena ha sufrido varios despertares consecutivos, más y más fuerte se agitan las aguas interiores y las aguas de Vida de la hermosa tierra que habitamos. La última (no) Cumbre del Cambio Climático nos alertó sobre el estado grave de salud de la madre tierra y los cambios que urgen. Luego vino el estallido social, que nos permitió mostrar que existen muchas distintas maneras de ver la realidad y que están relacionadas con nuestros privilegios o no privilegios. Si tienes de todo ves el mundo con de todo, si tienes poco, le ves con poco, si estás sufriendo ves sufrimiento. Este estallido tiene años de expresiones que vienen planteando lo mismo. En ambos casos lo ambiental y lo social : no vemos salidas, vemos enfrentamiento. Hoy un tercer evento es un “casi no ser”, muy pequeño, excremento de células enfermas, de muy fácil contagio, que nos puede llevar a la muerte. El planeta y la sociedad están en jaque. Recibimos muchos avisos como en el caso de las crisis ambientales y sociales y como colectivo no reaccionamos. Ahora con el virus esparciéndose, muchos en sus casas, muchos sirviendo para mantener lo básico para los 7.762.244.029 seres humanos en la tierra, en este clic. Muchos arriesgando sus vidas para traer lo básico a sus hogares y unos cuantos…no sabemos en qué menesteres. Todo ha sido tras-tocado.
¿Qué estará emergiendo de esta suma de crisis de los últimos meses, años y decenios?
Tenemos tres grandes posibilidades: una que el tejido natural/social se deteriore más y más; otra que se mantenga con sus luces (algunos creen que sólo se trata de unos meses de virus y regresamos al crecimiento para casi alcanzar el desarrollo) y sombras (los mal agradecidos que se quejan de todo). Una tercera, que intentemos un cambio profundo, algo que podríamos llamar un cambio de civilización. Transitar de nuestras formas actuales a otras formas y relaciones que se hagan cargo de las profundas heridas antiguas y actuales. Lo más probable es que las tres estén en curso. ¿Podemos aún elegir? Aunque no se si estamos a tiempo: ¡Elijo el cuidar!
¿Qué cuidar? Mi respuesta visceral es: la Vida. Cada forma de vida, el tejido social/natural que habitamos y del cual nos vienen todos lo dones, los frutos, las miradas, los amores y si escuchas atento: el más fino vibrar de Vida.
Y ¿cómo cuidar? El cómo surge del vínculo entre uno y otro, del respetar y honrar el ser soy/eres, que proviene del misterio más profundo, del amor puro e incondicional. Por naturaleza con-vivimos. Nuestra naturaleza es la de dar porque recibimos, dar(nos) en abundancia porque nos damos cuenta que recibimos en cada instante Vida en abundancia.
Si estas palabras te hacen sentido, es momento de que con otros te unas, leas esto y decidas realizar acciones que nos muevan a auto-cuidado-mutuo.