Pasa que se nos olvida lo afortunados que somos de tener frente a nosotros, todos los días, un paisaje de volcán. Hay mañanas en que amanece y la luz ilumina la cumbre nevada, haciéndolo tan notorio que es imposible resistirse. ¡Buenos días Volcán Villarica – Buenas Rucapillán!
Algo similar pasa con el otoño, nos parece maravilloso con sus laderas teñidas de naranjos, rojos, amarillos, verdes, grises… Sin embargo, en el quehacer cotidiano, ni el teléfono sacamos para registrarlo. Basta un poco de ímpetu para advertir la roca andina vestida en lo alto de araucarias impertérritas, los siempre verdes brillantes y con nubes coqueteando las alturas, los caducifolios que hacen de esta estación la favorita de fotógrafos y poetas.
¡Cómo no querer aprender un poco de los árboles que cohabitan esta cuenca con nosotros! Hoy les compartimos algunos aprovechando que viene esta ventanita de buen tiempo, perfecta para demorarse en los paisajes amplios, en las caminatas por los alrededores, en volver al presente con la certeza de que somos afortunados: ¡Otoños así, solo habitan La Araucania!